Hay figuras que no necesitás mirar dos veces para sentir cómo te aprieta el pecho. Este nuevo Funko POP! Nooks: Harry en el armario bajo la escalera es exactamente eso: una patada directa a la infancia, servida en formato vitrina. No porque sea raro, ni porque tenga una edición limitada numerada en sangre de unicornio. Sino porque te recuerda —sin piedad— todo lo que significó la Piedra Filosofal la primera vez que la viste. O leíste. O ambas.

Y es ahí donde Funko, por una vez en muchos años, hizo algo que parece pensado con el corazón y no solo con el algoritmo.

Porque esta figura no busca lucirse con capas que brillan ni criaturas mágicas ni poses de batalla. Es Harry. Solo. Debajo de una escalera. Encerrado en ese mueble que conocés de memoria aunque nunca hayas tenido uno. Y ese silencio visual, ese rincón encapsulado, dice más que 12 Funkos con varitas alzadas.

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Ese rincón de Privet Drive que todos llevamos dentro

La primera escena de la saga. No la del castillo, no la del tren, no la del sombrero. La que más dolía. El niño con la cicatriz durmiendo entre escobas, olvidado como un paquete. Es el trauma fundacional de toda una generación de fans, y este Nooks lo captura con un nivel de sobriedad que —honestamente— sorprende viniendo de una línea que ha hecho a Pikachu en todos los estados emocionales posibles.

Y aunque esta figura abre la nueva línea «Nooks», la apuesta va más allá del gimmick. No es solo un rincón apilable. Es el tipo de pieza que te obliga a frenar y quedarte mirando un minuto más.

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Diseño, ejecución y “eso” que no se puede clonar

El diorama mide unos 16 cm de alto, 11 de ancho, 9 de fondo —por si estás haciendo Tetris con tus vitrinas Billy. La figura viene incrustada al fondo y a la base, lo cual limita cualquier intento de “sacarla y usarla suelta” (y está bien, no fue pensada para jugar). El acrílico de la carcasa es mucho más digno que el típico blister de Funko, casi al punto de parecer una mini urna. Y sí, si sos de los que todavía no superan que el polvo existe, este empaque cerrado te va a hacer feliz.

Dentro del cubo: una escalera de madera, mal pintada a propósito (muy bien hecho, por cierto), una pared mugrienta, una colchoneta que parece robada de un campamento de 1984, y un Harry sentado, chiquito, con expresión neutra. Sin varita. Sin capa. Solo. Y funciona.

La paleta de colores es sucia, casi apagada. Cosa rara para un Funko. Pero lógica si querés recrear el rincón más gris de la historia de Hogwarts. Es como tener un pedacito de injusticia infantil en 3D.

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Una línea nueva que arranca con el pie nostálgico

Este POP! Nooks marca un cambio claro en la línea Funko. Se nota que están buscando escapar del molde de “cabeza grande + base negra + nombre blanco”. Acá hay atmósfera, narrativa, algo que recuerda a los Diorama Stages de Bandai pero con un espíritu menos coleccionista hardcore y más emocional.

¿Se puede apilar con otros? Sí, si llegan más en esta línea. ¿Se puede poner entre libros? Técnicamente, sí, aunque si tus estanterías están llenas de tapaduras de Salamandra, probablemente este bloque sobresalga un poco.

¿Val Funko Pop! Nooks Harry Potter in Cupboard los 25€?

Sí. No porque sea barato, sino porque es honesto. No viene con luces. No se mueve. No grita “mírame”. Pero te queda. Como el primer capítulo de la saga. Y eso, para el coleccionista que junta figuras por lo que significan y no solo por cuántos hay en circulación, es oro emocional.

Ahora bien, esto no es una figura “para empezar tu colección”. Es una figura para quienes ya saben que tienen más versiones de Harry de las que pueden justificar. Para quienes saben que esta escena no es “triste”, sino fundacional. Y si la ponés en una repisa al lado del Autobús Noctámbulo o de un Harry con varita, va a desentonar. Porque este Harry no va a ninguna parte. Todavía no.

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¿Y el resto de la wave?

Hay figuras interesantes, sí. La Chica Vomitadora es gloriosa en su rareza. Slughorn disfrazado merece su lugar. El Dumbledore con Fawkes Deluxe tiene buena presencia (aunque se siente más como repackaging emocional que novedad real). El Pop de la Marca Tenebrosa puede gustar si te van los villanos… pero ninguna de estas figuras está contando una historia tan fuerte como la de Harry bajo la escalera.

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Ficha de coleccionista

• Nombre completo: Funko POP! Nooks – Harry Potter en el Armario Bajo la Escalera
• Formato: Diorama en caja acrílica cerrada
• Altura total: 16 cm (cuadra con vitrinas comunes sin invocar a IKEA)
• No articulado: Obvio, no se pensó para jugar
• Packaging: Acrílico duro preempacado (anti-polvo, pro-vitrina)
• Precio aproximado en Europa: entre 24 y 28 €
• Valor emocional: Altísimo, si sabés lo que estás mirando
• Nivel de rareza esperada: Bajo-medio (por ahora), pero con potencial de desaparecer de tiendas en cuanto empiece diciembre

No es una figura que vas a presumir en un grupo de compra-venta. No es brillante. No es exclusiva. Pero es probablemente la mejor decisión que Funko ha tomado con Harry Potter en años. Porque eligieron contar una historia que todos recordamos… sin necesidad de brillar, sin glitter, sin edición con capa translúcida.

Si la ves en tienda, no la pienses demasiado. Es el tipo de pieza que en 3 años vas a querer tener cuando todo se llene otra vez de versiones con escobas y hechizos reciclados.

Esta figura no grita «magia». Pero te dice “empezamos aquí”. Y eso, para un fan verdadero, pesa más que cualquier varita en la mano.