En cada vitrina antigua dedicada a la lucha libre, hay una constante inevitable: un Hulk Hogan erguido, musculoso, a veces con el rostro pintado de rubor desproporcionado por el desgaste del plástico, otras con su bandana torcida tras años de caídas, combates simulados o simples mudanzas. No es casualidad. Su figura, desde aquellos lanzamientos primitivos […]
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